11/22/2012

Análisis de los argumentos no relacionados con las fotografías

La temperatura media en la Luna varía entre los 260 F y los 280 F, demasiado caliente para que el celuloide de las fotos sobreviva. A esas temperaturas, la película se arruga y se funde, quedando completamente inservible.

No es lo mismo la temperatura del aire que la de la superficie. En la Luna, al no haber aire, sólo nos podemos referir a la temperatura de la superficie lunar. Ésta puede llegar a los 280 grados Fahrenheit (138 ºC). Sin embargo, eso no significa que los astronautas y sus instrumentos se encontrasen a esa temperatura, porque ésta depende de las propiedades de cada objeto. Aquellos objetos que reflejan un mayor porcentaje de la luz solar, se encuentran a menor temperatura, y viceversa. Por otra parte, esta temperatura máxima sólo se alcanza durante el mediodía lunar (el día lunar dura unos 14 días terrestres). Durante las misiones Apollo, no se alcanzaron temperaturas tan altas, ya que los vuelos a la Luna se programaron de tal manera que, al realizar cada alunizaje, el Sol no se encontraba muy alto en el horizonte (aproximadamente un día después de haber amanecido en la zona del alunizaje), por lo que las temperaturas eran, en realidad, relativamente moderadas, incluso después de haber pasado en la superficie tres días terrestres (el tiempo máximo que permanecieron las últimas misiones en la Luna). Adicionalmente, las cámaras utilizadas en la superficie (Hasselblad 500EL Data Cameras) estaban dotadas de finas capas de plata, tanto en el exterior como en los cargadores interiores, que reflejaban parte de la luz recibida, y el celuloide de las cámaras se mantenía en cargadores herméticos, que permitían un aislamiento casi total frente al calor y proporcionaban protección contra las variaciones de temperatura, permitiendo una temperatura interna más uniforme. Así, la película era protegida eficientemente del calor producido por la luz solar. De hecho, se mantenía a una temperatura de entre 50 y 100 Fahrenheit (entre 10 y 38 ºC). Si quiere, puede leer más sobre las características de las cámaras utilizadas en la Luna. También es interesante el libro electrónico Photography Equipment and Techniques: A Survey of NASA Developments.
Alrededor de la Tierra, existe un cinturón de radiación llamado de Van Allen. Ningún ser humano puede atravesar ese cinturón ya que el nivel de radiación presente en esa zona supera los 300 grays [unidad de radiación absorbida]. A no ser que estés rodeado por una capa de cuatro pies de plomo.
Los cinturones de Van Allen fueron descubiertos por primera vez por el satélite Explorer 1, el primero lanzado por Estados Unidos (el 31 de enero de 1958). Este satélite fue diseñado por un grupo de científicos liderados por James Van Allen, de ahí el nombre. Estas regiones se crean como consecuencia de la interacción del viento solar (el flujo de protones y electrones proveniente del Sol) con el campo magnético de la Tierra, que retiene una gran cantidad de partículas cargadas y radiación en esa zona. Estos cinturones de radiación se extienden desde unos 1.000 kilómetros hasta más de 65.000 kilómetros de altura sobre la Tierra, alcanzando el máximo de radiación en torno a los 3.200 y 20.000 kilómetros. La NASA conocía perfectamente los peligros derivados de la existencia de este cinturón de radiación. De hecho, llevó a cabo experimentos previos a las misiones Apollo para investigar su naturaleza. Por ejemplo, los astronautas de la misión Gémini 10 sobrevolaron la zona conocida como Anomalía Magnética del Atlántico Sur (Southern Atlantic Magnetic Anomaly, SAMA), una especie de prolongación a menor altura y de menor intensidad de los cinturones de Van Allen.
Antes de considerar la radiación absorbida por los astronautas, es conveniente adquirir una noción básica de la radiación y las unidades utilizadas para medirla. La unidad utilizada actualmente para cuantificar la dosis de radiación absorbida es el gray. Sin embargo, antes se utilizaba el rad (radiation absorbed dose, o dosis de radiación absorbida). 1 gray equivale a 100 rad.  El efecto biológico de la radiación depende de la región del cuerpo que haya sido expuesta, así como del tipo de radiación. Debido a esto, el gray se modifica mediante los conceptos llamados factor de ponderación tisular (wT) y factor de ponderación de la energía (wR). El resultado es una nueva unidad llamada Sievert (Sv), que equivale a 100 rem (roentgen equivalent for man, o equivalente roentgen para el hombre), unidad semejante antiguamente utilizada.

El tiempo de exposición de cada nave Apollo a la radiación de los cinturones de Van Allen fue relativamente breve (unas cuatro horas por misión, aproximadamente), ya que empezaban a pasar por esta zona a una velocidad de unos 40.000 km/h. Cada nave Apollo pasó por ellos dos veces, una de ida y otra de vuelta. En total, los astronautas pasaron menos de una hora en la parte más densa del cinturón de radiación, y estaban bien protegidos en su nave espacial, ya que el principal peligro de los cinturones de Van Allen lo constituyen los protones y electrones de alta energía, contra los que es relativamente fácil protegerse (el casco de la nave y los cristales de las ventanas son suficientes para frenarlos). Para ello no se necesita estar recubierto de varios metros de metal pesado. El plomo sirve para frenar la radiación proveniente de partículas cargadas (el caso de los cinturones de Van Allen), pero no es el método ideal para hacerlo. Por ejemplo, actualmente se usa una fina capa de polietileno en las naves espaciales para realizar esta tarea.
Otro dato a tener en cuenta es que la trayectoria seguida por las naves Apollo no atravesaba la peor zona de los cinturones en ningún momento. Esto se debía a que, para alcanzar la Luna, la órbita debía estar inclinada en torno a 30º respecto del Ecuador terrestre (la inclinación exacta variaba para cada misión), por lo que la nave sólo pasaba por la parte superior de los cinturones (que, como se puede observar en la imagen superior, sólo están presentes unos 40º por encima y por debajo del Ecuador). Esto minimizaba aún más si cabe la dosis recibida en la nave.

En la tabla adjunta podemos ver los niveles de radiación recibidos por la tripulación de cada misión, expresados en rads (como ya hemos dicho, la unidad antiguamente utilizada para cuantificar las dosis recibidas en la piel de cada persona). Estos datos procedían de los dosímetros para medir la radiación absorbida que todos los astronautas llevaban en su cuerpo durante el vuelo. Además de ello, la nave llevaba sensores en el interior y en el exterior para medir la radiación. Como se puede ver, la dosis de radiación recibida por los astronautas durante cada vuelo no es muy severa. La exposición más alta es la del Apollo 14, cuya dosis es equivalente, para un viaje de ida y vuelta a la Luna, a aproximadamente 28'5 mSv (2'85 rem). Los estándares de seguridad actuales establecen un límite de dosis efectiva para el público de 1 mSv (0,1 rem) al año; mientras que para los trabajadores profesionalmente expuestos, el límite de dosis efectiva es de 100 mSv (10 rem) acumulados durante un período de 5 años consecutivos (un promedio de 20 mSv al año, o bien 2 rem al año) con una dosis efectiva máxima de 50 mSv (5 rem) en cualquier año oficial. Por otro lado, el límite de dosis en la piel para los trabajadores profesionalmente expuestos es de 500 mSv (50 rem) al año, ponderados sobre cualquier superficie de 1 centímetro cuadrado. La dosis letal 50/60 (aquella dosis que mata al 50% de la población expuesta al cabo de 60 días de la exposición) suele estar entre 3 y 5 Sv (de 300 a 500 rem). La muerte a corto plazo debido a la radiación no se debe a cánceres, que son efectos a largo plazo (años) o a alteraciones genéticas (que se transmiten a la descendencia) sino a fallos orgánicos o sistémicos debidos a muerte celular y otros fenómenos.  Para profundizar más acerca de los estándares de seguridad sobre radiación en España se puede consultar el Real Decreto 783/2001, que establece el reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes.

Por último, es imposible dejar de mencionar que el mismo James Van Allen ha comentado que la idea de que la radiación de los cinturones que llevan su nombre fuera mortal para los astronautas de los vuelos lunares Apollo es un ejemplo más de las tonterías de aquellos que niegan la llegada del ser humano a la Luna.  En las siguientes páginas, todas ellas en inglés, encontrará información básica sobre la radiación y sus efectos, y una completa descripción del ambiente de radiación y los efectos psicológicos en los astronautas del programa Apollo: Radiation & Health Information (Información sobre radiación y salud),
The Van Allen Belts and Travel to the Moon (Los cinturones de Van Allen y los viajes a la Luna) y
Radiation Plan for the Apollo Lunar Mission (Plan sobre radiación para las misiones lunares Apollo).

Uno de los "líderes" de las ideas conspiracionistas, Bart Sibrel, habló en el programa de radio estadounidense AM Coast to Coast en enero de 2003, afirmando: Los astronautas del transbordador espacial que han volado en órbitas altas (cerca de los cinturones de radiación de Van Allen) han experimentado flases de luz con los ojos cerrados, como reacción a la radiación cósmica. Como los astronautas de las misiones Apollo no hablaron de ese fenómeno, es evidente que nunca pasaron a través de los cinturones de radiación. Es decir, los viajes a la Luna nunca sucedieron. 

La poca investigación que llevan a cabo los partidarios de la conspiración y su ignorancia sobre las misiones Apollo es asombrosa. Los astronautas de las misiones Apollo sí experimentaron ese fenómeno. La tripulación del Apollo 11, primera en alunizar en el satélite, comentó este hecho durante su viaje de regreso a la Tierra. Las dos últimas misiones a la Luna, Apollo 16 y 17, realizaron experimentos científicos con placas fotográficas para investigar este fenómeno (ver Light Flashes Experiment Package). De hecho, ha quedado publicado en informes realizados por la NASA a principios de los años setenta. Se pueden consultar las siguientes publicaciones científicas:
De esta forma, no sólo queda rebatido una vez más un argumento de este tipo, sino que además se prueba de nuevo la veracidad de las misiones Apollo, ya que si la NASA no hubiera mandado astronautas más allá de los cinturones de radiación de Van Allen, no habría podido publicar material científico sobre este fenómeno en aquellas fechas.

Agradezco a Ferrán Tarrasa Blanes, ingeniero industrial y doctorado en ingeniería nuclear, su revisión de la argumentación sobre la radiación de los cinturones de Van Allen y, en general, de esta última sección del reportaje. Aun así, cualquier error que pudiera quedar es responsabilidad mía.

La propia NASA afirma que una gran erupción solar, acompañada de fuerte emisión de radiación, es el mayor peligro para la salud que afrontarán los astronautas a la hora de viajar a Marte. ¿Por qué no fue también un grave peligro en las misiones a la Luna?

Cada misión a la Luna duraba poco más de diez días, y las posibilidades de coincidir en ese tiempo con una erupción de este tipo eran muy remotas. Sin embargo, una misión tripulada a Marte podría durar varios años, por lo que tiene pocas posibilidades de evitarlo. Los astronautas conocían la pequeña posibilidad de este riesgo y lo asumían antes de realizar su misión. Para minimizar en lo posible el riesgo de coincidencia con un gran evento solar, los expertos analizaban constantemente el estado del Sol y su superficie, antes del lanzamiento y durante cada vuelo, dado que la actividad solar es hasta cierto punto predecible.

Tras la presunta misión lunar, los astronautas estuvieron en larga cuarentena. Posiblemente la NASA aprovechó entonces para lavarles el cerebro.

El período de cuarentena de los primeros astronautas que pisaron la Luna fue de 21 días (es decir, tres semanas, un plazo razonable porque es el tiempo normal de incubación de algunas enfermedades), durante los cuales los médicos realizaron las pruebas planeadas para controlar la salud de los astronautas y no se produjo ningún acontecimiento extraño ni la detección de organismos bacterianos extraterrestres. El mismo procedimiento de cuarentena, con muy pequeñas variaciones, fue seguido por las tripulaciones del Apollo 12 y 14 (la misión Apollo 13 no tuvo cuarentena, ya que no pisó la Luna). Dado que hasta entonces no se había detectado ninguna anomalía, la NASA decidió suprimir la cuarentena para los astronautas de los vuelos posteriores (Apollos 15, 16 y 17). Puede leer una completa descripción del proceso en The Lunar Quarantine Program

En el espacio hay millones de micrometeoritos viajando a velocidades de incluso 6.000 millas por hora (unos 10.000 km/h), que al impactar con la nave la reducirían a trizas.

En realidad, hay bastante más que unos "millones" de pequeños meteoritos por el espacio, y viajan a velocidades de incluso ¡20.000 millas por hora! (unos 33.000 km/h). Pero, a pesar del gran número de pequeños meteoritos y de sus altas velocidades, la densidad de esos objetos en el Sistema Solar es tan baja que la posibilidad de impacto con las naves o los astronautas es realmente pequeña. De todas formas, las naves y los trajes espaciales utilizados por los astronautas tienen una capa de Kevlar, diseñada para frenar estas partículas tan pequeñas (incluso del tamaño de varias micras), minimizar los daños de los esporádicos impactos y proteger así a los astronautas de esta pequeña amenaza. De todas formas, decenas de naves espaciales no tripuladas han pasado por la misma zona que las naves Apollo, en su viaje a órbitas altas o a otros planetas, y no han sufrido daño alguno.

Es imposible que el vehículo lunar, con el que supuestamente paseaban los astronautas por la Luna, cupiese en el pequeño módulo lunar.

Éste es un argumento muy fácil de rebatir, sobre todo teniendo en cuenta que cualquiera puede ver cómo los astronautas descargaban el vehículo lunar de uno de los laterales del módulo. Efectivamente, el Rover no cabía entero en el módulo lunar, pero sí plegado. El armazón del vehículo eléctrico, incluyendo las ruedas, los asientos plegables y los instrumentos principales, estaba almacenado en uno de los lados del módulo (ver imagen ap15-KSC-71PC-345), y los astronautas lo soltaban fácilmente mediante poleas. Una vez en el suelo, sólo restaba añadirle otros instrumentos, alojados a su vez en otra zona del módulo lunar. Ver, como muestra, este vídeo del ALSJ, en el que podemos observar a los astronautas practicando el despliegue del vehículo en la Tierra. También es posible ver el despliegue del vehículo lunar realizado por los astronautas del Apollo 15 en la Luna: a15.lrvdep, así como los del resto de misiones que llevaron vehículo, Apollos 16 y 17 (en la página del ALSJ). En este vídeo, el paso de los fotogramas se ha acelerado para permitir observar la operación más rápidamente, dado que duraba aproximadamente 20 minutos.

El ordenador del módulo lunar no era mucho más rápido que el procesador de una calculadora de bolsillo actual, ¿cómo es posible que consiguiera hacer aterrizar una nave en la Luna, cuando ni siquiera un ordenador personal de gama baja puede ejecutar rápidamente un simulador de vuelo lunar? 

Hay que recordar que varias sondas no tripuladas alunizaron suavemente en la Luna mucho antes del Apollo 11. Los soviéticos fueron los primeros en conseguirlo, en febrero de 1966, con el Luna 9, seguido en diciembre de ese mismo año por el Luna 13. La NASA realizó el primer alunizaje de una sonda no tripulada en junio de 1966, con el Surveyor 1, al que le siguieron los alunizajes del Surveyor 3, el Surveyor 5, el Surveyor 6 y el Surveyor 7 desde esa fecha hasta enero de 1968. En realidad, la mayor parte de la capacidad de procesamiento necesaria para ejecutar un simulador de vuelo lunar se emplea en calcular las texturas y gráficos de la superficie lunar y de la nave, no los datos del vuelo en sí. Afortunadamente, el ordenador del módulo lunar sólo tenía que guiar de forma precisa el módulo, no calcular y mostrar texturas. Aunque era lento, se trataba de tecnología punta para la época y fue uno de los primeros en utilizar circuitos integrados; disponía de un sistema operativo muy robusto, capaz de ejecutar las tareas imprescindibles para el éxito del vuelo incluso aunque sucedieran fallos secundarios. La historia del desarrollo de la electrónica en la década de 1960 y la construcción de los ordenadores que volaron a bordo de las naves Apollo está documentada en el libro Journey to the Moon: The History of the Apollo Guidance Computer, de Eldon C. Hall (American Institute of Aeronautics and Astronautics; Reston, 1996). Puede leer detallada información sobre el ordenador del módulo lunar en The Apollo On-board Computers o en Computer Technology.

Las imágenes muestran claramente que no hay polvo lunar sobre las patas del módulo ¿Cómo puede ser?

Este argumento parte de la idea de que durante la operación de alunizaje se formaban grandes nubes de polvo alrededor del módulo, lo que es completamente incierto. Debido a la ausencia de atmósfera en la Luna, no se formaba ninguna polvareda, sino que las finas partículas eyectadas por los gases del módulo seguían una trayectoria perfectamente parabólica durante unos segundos hasta caer unos metros más allá. Lo anteriormente dicho puede comprobarse en cualquiera de los vídeos de los alunizajes (disponibles en Apollo Archive). El motor del módulo empujaba al polvo circundante hacia abajo y hacia los lados, y éste se movía sólo hacia los lados (ya que no puede ir más abajo). No puede mantenerse flotando ni volver hacia atrás, como ocurriría en un ambiente con aire, sino sólo ser expulsado hacia afuera. Recordemos que el único motivo por el que existen nubes de polvo en la Tierra es porque el aire existente las transporta, contrarrestando momentáneamente la acción de la gravedad. De todas formas, la tobera del motor se encuentra muy cerca de la superficie (como se observa en la fotografía as17-140-21370) y por ello es aún más difícil que el polvo expulsado llegue a posarse sobre ellas (ya que, como hemos dicho, no se forma ninguna nube de polvo alrededor). Por ello, sólo hay pequeñas muestras de polvo en la base de las patas (como muestran, entre otras, las fotografías as16-107-17441 y as16-107-17442), posiblemente depositado allí por el movimiento de los astronautas alrededor de las patas del módulo.

¿Por qué el polvo lunar levantado no permanece flotando más tiempo que aquí en la Tierra? Con toda seguridad, la menor gravedad de la Luna hará que flote durante mucho más tiempo.

Como ya hemos argumentado, las partículas de polvo no se comportan en el vacío de la misma manera que en la Tierra. En la Luna, debido a la ausencia de atmósfera, todos los objetos, independientemente de su masa, caen con la misma aceleración, como se encargó de demostrar el astronauta Dave Scott durante el tercer paseo lunar de la misión Apolo 15 al dejar caer al mismo tiempo una pluma (llevada ex profeso) y un martillo de geólogo (puede ver una versión de baja resolución, del vídeo del experimento de Scott, o bien una versión de mayor resolución). La única razón por la que, en la Tierra, una pluma se retrasaría con respecto al martillo es la resistencia del aire, que afecta especialmente a los objetos ligeros y pequeños. Por ello, y a pesar de que la gravedad lunar es seis veces menor, las partículas de polvo caen más rápidamente que en la Tierra, debido a que el efecto de falta de aire es considerablemente más importante que la menor gravedad. De todas formas, el polvo en la Luna cae más despacio que una roca en la Tierra, dada la menor gravedad existente en nuestro satélite. Este hecho se convierte así en una prueba de la veracidad de los alunizajes, ya que es literalmente imposible reproducir en la Tierra este comportamiento lunar. Si se hace el vacío en un gran escenario en la Tierra, el polvo caería mucho más rápidamente que en los vídeos lunares, más o menos a la misma velocidad que una roca cayendo en la Tierra (dado que el frenado del aire es prácticamente despreciable en objetos de suficiente masa). Sin embargo, en los vídeos de los paseos lunares de las misiones Apollo, el polvo se comporta como lo debería hacer en ausencia de aire y con baja gravedad. Sin modernos efectos especiales es imposible trucar este comportamiento lunar.

Las imágenes son todas perfectas, ninguna está cortada o borrosa. Por lo tanto, fueron preparadas en un estudio. Es decir, todo trucado.

Nada más lejos de la realidad. A pesar de que los astronautas practicaron durante muchos meses para sacar buenas fotos y vídeos, una parte de las más de 20.000 fotografías de las misiones Apollo tiene defectos, ya sean de encuadre, nitidez o sobreexposición (sobre todo al principio y al final de cada carrete, que suele estar parcialmente velado). Esto se debe, como es lógico, a las enormes dificultades que comportaba el hecho de trabajar con un traje espacial presurizado. De hecho, algunos astronautas dijeron posteriormente que habían sacado algunas fotos de forma involuntaria al apretar el gatillo de la cámara sin quererlo. Lo que pasa es que estas imágenes "defectuosas" no se muestran en las revistas, periódicos o reportajes sobre las misiones Apollo, que utilizan las imágenes más famosas, sobre todo. Es necesario echar un vistazo al catálogo completo, que puede ser encontrado en la página del ALSJ o en Apollo Archive, para encontrar este tipo de fotos. Aquí está una pequeña muestra de algunas de ellas: as12-46-6738, as16-112-18273, as17-138-21028, as17-140-21351, as17-134-20443, as17-134-20445, as17-146-22294, as16-117-18853, as16-107-17445, as15-82-11167.
¿Pero por qué lo harían?:
Cuatro posibles razones por las que la NASA falsearía un viaje a la Luna: DINERO - La NASA juntó 30.000 millones de dólares intentando llegar a la Luna. Eso significa que alguien está consiguiendo mucho dinero para su propio interés.

La financiación global del programa Apollo ascendió a 19.408 millones de dólares (no 30.000); y los que conseguían el dinero eran las compañías aeronáuticas (como Boeing, Rocketdyne, Grumman, North Aviation, Lockheed, Douglas, etc.), independientes de la NASA, y sus trabajadores, tanto empleados como ingenieros (que diseñaron y construyeron los cohetes, las naves, los vehículos lunares, los trajes espaciales, las rampas de lanzamiento, etc.), así como todos aquellos que proporcionaron todos los materiales necesarios. La exploración espacial tiene un efecto positivo para las economías nacionales: se calcula que por cada dólar invertido en el espacio se consiguen 7 dólares en aumento del empleo (unas 400.000 personas trabajaron, en un momento o en otro, para el proyecto Apollo) y en productos derivados, como circuitos integrados de alta tecnología (que desembocaron finalmente en el ordenador que está usando para leer esta página), miniaturización de componentes, material de investigación para la ciencia, etc. La mayoría de estos avances se hubieran conseguido de igual manera pero, muy probablemente, su uso en el programa espacial aceleró en gran medida su desarrollo.

ATENCIÓN - En la película "Wag the Dog", el presidente de los Estados Unidos mantiene relaciones sexuales con una niña de 12 años. Esto sale a la luz una semana antes de las elecciones. Para que la opinión pública se olvide del caso, el Presidente lanza una guerra contra Albania. El caso de la Luna es parecido. La sociedad no estaba de acuerdo con la guerra de Vietnam y, para hacer que la gente se olvidara de esa guerra, EEUU falseó la llegada del hombre a la Luna. Si compruebas las fechas, los viajes a la Luna terminaron abruptamente casi al mismo tiempo que la guerra de Vietnam.

El programa Apollo se inició muchos años antes de que EEUU se viera realmente implicado en la guerra de Vietnam. En julio de 1960, la NASA anunció su intención de realizar vuelos tripulados a la Luna tras el programa Mercury. Posteriormente, el 25 de mayo de 1961, durante un discurso del presidente John Fitzgerald Kennedy, se concretó la idea de llevar a cabo alunizajes tripulados; casi cuatro años antes de que EEUU entrara en guerra (el primer desembarco de tropas de combate norteamericanas en Vietnam se produjo en marzo de 1965). Por otra parte, los planes de finalización del programa Apollo ya estaban casi completados cuando se llegó a la Luna por primera vez, en 1969, varios años antes de que se vislumbrara todavía el fin de la guerra de Vietnam. La primera exploración de nuestro satélite no tuvo lugar de forma abrupta. En principio, se planeó hasta el vuelo del Apollo 20, pero esta última misión fue cancelada en enero de 1970. Después del accidente del Apollo 13, se anularon las misiones Apollo 18 y Apollo 19, debido principalmente a los drásticos recortes en el presupuesto de la NASA, al temor a nuevos accidentes y a la acumulación de suficiente material lunar para investigación, convirtiendo a la misión Apollo 17 en el último viaje a la Luna durante el siglo XX, en diciembre de 1972. Las conversaciones para la desescalada del conflicto de Vietnam tuvieron lugar a principios de 1973, produciéndose la retirada paulatina de tropas durante los meses siguientes. Sin embargo, los vuelos espaciales de Estados Unidos no terminaron tras el programa Apollo: en mayo de 1973 fue lanzado el laboratorio espacial Skylab, y días después su primera tripulación. Fue seguida por dos tripulaciones más hasta principios de 1974. En julio de 1975 se realizó la misión ASTP, que consistió en la unión en órbita de una nave Apollo con otra Soyuz, de la URSS. Después, la NASA se centró en el desarrollo de una nave reutilizable, el transbordador espacial, que volaría por primera vez en 1981.

PARA GANAR LA CARRERA ESPACIAL - A finales de los años 60 y principios de los 70, Rusia y los EEUU "peleaban" para ver quién era mejor. Los soviéticos iban por delante de los norteamericanos: lanzaron el Sputnik, el primer satélite artificial; pusieron en órbita al primer astronauta, Yuri Gagarin; el cosmonauta Leonov realizó el primer paseo espacial, etc. Además, en enero de 1967, los tres astronautas del Apollo 1 murieron en el incendio de su cápsula durante los entrenamientos. Una vez que los estadounidenses se dieron cuenta de que no podrían enviar al hombre a la Luna, no podían decir: "Muy bien Rusia, nosotros lo dejamos."

¿Y los soviéticos se iban a volver creyéndose el engaño? Habría sido bastante fácil desacreditar a las misiones Apollo si hubieran sido falseadas. Si fuera así, el gobierno soviético habría sido el primero en denunciarlo, mejor que decidir esconder sus fallidos intentos de llevar una tripulación a la Luna. De hecho, los soviéticos seguían de forma rutinaria la trayectoria de los satélites más importantes lanzados por su rival, y las naves Apollo no fueron una excepción (al igual que hacía EEUU con los principales satélites soviéticos). De todas formas, es la FAI (Federación de Astronáutica Internacional), en la que en su día estaba representada la Unión Soviética, la que se encarga de validar oficialmente los récords que tienen lugar en las misiones espaciales, como hizo (entre otros casos) con el primer paseo espacial de Leonov. Por supuesto, no hubo ningún problema con las misiones Apollo, que de hecho ostentan varios récords espaciales. Los logros iniciales de la URSS fueron excelentes pero, en general, la tecnología espacial soviética fue superada a partir de 1965 por la norteamericana, que prosperó gracias al fuerte impulso económico que EEUU dio a la NASA. Las causas del fracaso del programa lunar tripulado soviético son diversas y complejas, y están tratadas con más profundidad (y por los propios protagonistas) en la excelente página Why did the Soviet Union lose the Moon Race?, pero cabe mencionar la tardanza en el comienzo del programa (los dirigentes comunistas dieron su visto bueno al proyecto en agosto de 1964, tres años después que la NASA). Además, la falta de una financiación adecuada y la peculiar forma de administración del proyecto realizada por el estado comunista lo afectaron gravemente. En el aspecto técnico, la muerte de Sergei Korolev, el ingeniero jefe del programa espacial soviético, en enero de 1966, supuso importantes retrasos. La construcción del cohete lunar N1 (el equivalente soviético al Saturn V de la NASA) estuvo plagada de incidentes y cambios de diseño: el primero de ellos estalló en febrero de 1969, pocos segundos después del lanzamiento, y los tres vuelos no tripulados de prueba realizados durante los siguientes cuatro años acabaron en fiasco. Por ello, a partir de 1973, la URSS decidió centrarse en el lanzamiento alrededor de la Tierra de las diferentes estaciones orbitales Salyut (mediante cohetes previamente diseñados y fiables, que no tenían la suficiente potencia para llevar una tripulación a la Luna), terreno en el que tomaron ventaja sobre EEUU durante más de dos décadas.

EXTRATERRESTRES - Puede que los astronautas sí estuvieran en la Luna, pero allí se encontraron con naves espaciales alienígenas o con ruinas de civilizaciones anteriores. La NASA decidió ocultarlo todo trucando las fotografías.

Las afirmaciones de supuestos 'encuentros' entre extraterrestres y astronautas en la Luna no se sostienen en ninguna prueba o fundamento, sino en la más pura especulación. Los doce astronautas que pisaron la Luna entre 1969 y 1972 no han declarado nada en ese sentido; es más, han desmentido tales habladurías siempre que han tenido la oportunidad de hacerlo. La Luna ha sido cartografiada casi en su totalidad, y está completamente desierta. Además, las grabaciones de los paseos lunares están disponibles en la página del ALSJ. Si lo desea, puede leer una discusión más amplia de este tema.
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Si tan exitoso fue el programa Apollo ¿por qué no han vuelto a la Luna desde entonces? ¿Cómo es que era posible ir a la Luna en 1969 y 40 años después, con todos los avances tecnológicos, no es posible?
Porque se terminó la voluntad política de seguir financiando esos costosos viajes. Una vez alcanzados los objetivos principales del proyecto (superar a la Unión Soviética en la carrera espacial, obtener abundante material lunar para investigación, etc.), la clase política no creía justificada la inversión en nuevos viajes lunares tripulados, por lo que realizaron recortes presupuestarios. Como ha dicho Luis Ruiz de Gopegui, ex-responsable de la NASA en España, en una entrevista: "Se había ganado la carrera espacial y ya no despertaba interés. A partir de ahí, lo único que se puede hacer en la Luna es ciencia, y la ciencia a ese precio no interesaba".

En la gráfica de la izquierda se puede observar la evolución del presupuesto de la NASA en relación al presupuesto global de EEUU. Durante la primera mitad de la década de 1960, el presupuesto de la NASA alcanzó su máximo (con motivo del desarrollo del cohete Saturn y la nave Apollo), llegando a suponer más del 4% del presupuesto global del gobierno federal de Estados Unidos. Sin embargo, a principios de la década de 1970 sufrió un considerable descenso que, de hecho, obligó a la NASA a suspender las misiones lunares Apollo 18, 19 y 20, planeadas en principio.
A pesar de ello, como ya hemos comentado, los vuelos espaciales continuaron: el programa Apollo fue seguido por el menos costoso (pero no menos ambicioso) laboratorio espacial Skylab, en órbita terrestre, y la misión conjunta soviético-estadounidense ASTP. Las dificultades económicas continuaron, y la NASA se vio obligada a dejar en tierra la estación Skylab B por falta de dinero para el lanzamiento y el posterior mantenimiento de las tripulaciones en órbita terrestre. Desde entonces, dedicó la mayor parte de su relativamente mermado presupuesto al desarrollo de una nave reutilizable, el transbordador espacial, que voló por primera vez en 1981.

Es necesario tener en cuenta que, desde el alunizaje del Apollo 11 en julio de 1969, el interés de la opinión pública norteamericana en los viajes a la Luna había decaído en gran medida. Aunque pueda parecer sorprendente, la última misión (Apollo 17), sin duda la más próspera desde el punto de vista científico, casi no recibió atención mediática en comparación con el primer alunizaje. No tendría sentido repetir de nuevo las misiones Apollo como tales, ya que parte de las tareas que realizaron los astronautas en aquella época pueden ser actualmente realizadas por sondas automáticas de menor coste, y el próximo objetivo en la conquista de la Luna es una presencia humana permanente, y no de varios días, como era el caso del programa Apollo. Actualmente, Estados Unidos ha puesto en marcha el protecto Constellation para volver a llevar tripulaciones a la Luna en torno al año 2019, preliminarmente incluyendo estancias largas en una base lunar, lo que requerirá la jubilación de la actual flota de transbordadores y un considerable aumento de su presupuesto espacial. Por otra parte, nótese en el gráfico la inyección económica con motivo del accidente del transbordador Challenger, en 1986.

¿Por qué no se facilitan imágenes de telescopios que comprueben definitivamente que los alunizajes fueron reales?

Entre los telescopios terrestres, ni siquiera el telescopio espacial Hubble (el mejor en luz visible situado en órbita terrestre) puede observar los instrumentos dejados en la superficie de la Luna por los astronautas. Para demostrar esto se necesita aplicar un poco de trigonometría básica. El ancho del módulo de descenso del LM (que permanecía en la superficie lunar tras el despegue de regreso) no supera los 10 metros, y la distancia mínima entre la Tierra y la Luna es de unos 356.000 kilómetros:
La imagen anterior no está a escala. Puede hacerse una buena idea de la distancia real entre la Tierra y la Luna, y sus respectivos tamaños, con esta otra imagen:
Por tanto, el ángulo visual, q, que abarca el módulo de descenso, visto desde órbita terrestre, es: tan q = 10 m / 3'56x108 m; q = 1'61x10-6 grados = 0º 0' 0.0058",  es decir, unas 6 milésimas de segundos de arco (un segundo de arco es la sexagésima parte de un minuto, que a su vez es la sexagésima parte de un grado). La cámara WFPC2 instalada en el Hubble tiene una resolución de 800x800 pixels con un campo de visión de 35 segundos de arco. Cada uno de los pixels tiene un ángulo visual mínimo de unas 46 milésimas de segundos de arco. Es decir, la parte inferior del módulo lunar debería ser al menos diez veces más grande para quedar reflejada en una imagen del telescopio Hubble como un simple puntito. Puede ver imágenes de la Luna tomadas por el Hubble en esta página. Otros telescopios situados en tierra, utilizando técnicas de óptica adaptativa para disminuir la pérdida de nitidez debida a la atmósfera terrestre, consiguen resultados similares a los del Hubble: el Very Large Telescope (VLT) europeo ha fotografiado la Luna con una resolución de 0'07 segundos de arco, lo que permite observar detalles en la superficie lunar de al menos 130 metros de ancho.

Hasta 2009, sólo existían imágenes de los módulos lunares en la superficie fotografiados desde la órbita lunar por los respectivos módulos de comando (CSM) de las diferentes misiones Apollo. Y la sonda no tripulada Clementine, que orbitó alrededor de la Luna en 1994, detectó alteraciones exactamente en el lugar de alunizaje del Apollo 15, en la región Hadley-Apennine. En julio de 2009, la sonda de la NASA Lunar Reconnaissance Orbiter envió fotografías de las zonas de alunizaje de los módulos Apollo, siendo la primera nave no tripulada con suficiente resolución para conseguirlo. En ellas, se puede apreciar la alargada sombra que proyectan los módulos lunares sobre la superficie. Se espera que, cuando la sonda LRO alcance su altura de trabajo definitiva sobre la Luna, las futuras fotografías tengan una resolución entre dos y tres veces mayor que las conseguidas actualmente:
En la imagen del lugar de alunizaje del Apollo 14, incluso se pueden apreciar las huellas dejadas por los astronautas en su travesía (el polvo que éstos levantaban al caminar iba dejando una senda con un color característico más oscuro que el resto de la superficie), así como el conjunto de instrumentos científicos que instalaba cada misión cerca del módulo lunar, llamado Apollo Lunar Surface Experiment Package (ALSEP):
Conclusión:

Francamente, no encuentro ningún argumento convincente en las ideas de este grupo de gente, que adolece de una falta impresionante de visión crítica y rigor a la hora de analizar hechos. Sólo encuentro "pruebas" equivocadas que ni por asomo demuestran que los alunizajes fueron un montaje. Creo que la coherencia de todas las pruebas disponibles es demasiada como para poner en duda los alunizajes en la Luna durante el programa Apollo.

Los argumentos y "pruebas" de los partidarios del montaje presentados aquí en color azul son muy similares (de hecho, las imágenes, incluyendo las anotaciones sobre ellas, son completamente idénticas) en casi todas las publicaciones que apoyan esa teoría. La desacreditación realizada en esta página, por lo tanto, está dirigida a cualquiera de esos documentos con argumentos semejantes.

Lo mejor sería que consultara las pruebas usted mismo, más que confiar en las interpretaciones sesgadas de los traficantes de misterios y conspiraciones, y también es aconsejable observar las fotografías originales, de mucha mayor calidad que las reproducidas penosamente por los partidarios del montaje, mostradas anteriormente. Ver, por ejemplo, los excelentes sitios Apollo Lunar Surface Journal, Apollo Archive o Apollo Image Atlas (LPI) para poder contemplar la colección completa (y en alta resolución) de las más de 20.000 imágenes tomadas durante los viajes a la Luna, así como todos los vídeos grabados durante las exploraciones lunares.

Si sigue interesado, puede leer la última sección de esta página: ¿Existen pruebas de la veracidad de las misiones lunares?.
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Autor: Alberto Matallanos Mena (ingeniero técnico industrial: especialidad en química industrial). publicado originalmente en el portal intercosmos.iespana.es - Blog oficial de alberto http://velaenlaoscuridad.blogspot.com.es/

Sobre el documental-ficción 'Operación Luna'

Título alternativo: El lado oscuro de la Luna Título original: Opération Lune (francés), Dark side of the moon (inglés) Francia, 2002 - ...